THE BEATLES
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THE BEATLES
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AQUELLOS AÑOS 50 Y 60
MIS RECUERDOS
Más bonita que ninguna
No se sabe muy bien si es que, con bastante retraso, decidimos heredar la tradición de las estrellas infantiles de Hollywood, caso de Shirley Temple o, más aún, de Mickey Rooney y Judy Garland, aunque la verdad es que quedaban un poco atrás en el tiempo. Pero lo cierto es que, a finales de los 50, ya triunfaba de lo lindo nuestra primera «estrella nacional», Joselito, a quien no tardó mucho en seguir Marisol, ya a comienzos de los 60.
Con ellos se abrió la veda a nuevos ídolos de poca edad y mucho talento, como las gemelas Pili y Mili, que eran como «dos gotas de agua», y sobre todo Rocío Dúrcal, aunque en ambos casos quizá sería mejor catalogarlas como «estrellas juveniles».
En el caso de María de los Ángeles de las Heras Ortiz, o sea, Rocío Dúrcal para todos los públicos y Marieta para los más íntimos,su carrera artística empezó a forjarse a finales de los 50 cantando en festivales y concursos radiofónicos y, especialmente, después de su participación, en 1959, en el popular programa de TV «Primer aplauso», que era como un trampolín a la fama. Y desde luego que para Rocío Dúrcal lo fue, porque aquella aparición televisiva le sirvió para dar el salto a la gran pantalla apenas unos años después, que fue lo que definitivamente la lanzó al universo de las estrellas, en el que brillaría para siempre.
Ya con la primera película que protagonizó, «Canción de juventud» (1962), logró un éxito arrollador, que volvió a repetirse con «Rocío de La Mancha» (1963), «Tengo 17 años», «La chica del trébol» (ambas de 1964), «Más bonita que ninguna» (1965) y «Acompáñame» (1965), que para muchos serán inolvidables, como seguramente las canciones que interpretaba en ellas, que también arrasaban en disco.
Así las cosas, Rocío Dúrcal se convirtió en un ídolo juvenil al que muchas adolescentes y ya no tan adolescentes de la época querían parecerse, tal vez porque reunía todos los requisitos de una chica perfecta: era guapa, cantaba como los ángeles, prometía maneras de buena actriz y, para colmo, ligaba como nadie dentro y fuera de la pantalla. De hecho, acabó casándose con Júnior, el de Los Brincos y Juan y Júnior, que era uno de los chicos más deseados de aquellos años…
¿Podía pedirse más? Bueno, sí, y lograr, como Rocío Dúrcal, que aquel sueño juvenil no acabase esfumándose con el paso de los años, sino que perdurase durante toda su vida. Pero todo eso mejor será dejarlo para otro momento, y ahora quedarnos solo con el bonito recuerdo de aquella «chica del trébol de 17 años que era más bonita que ninguna».
CECILIA
CECILIA
GALERÍA DE LA ÉPOCA
Editor: Pedro Taracena Gil
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